jueves, 4 de octubre de 2012

Los pueblos germanos y la caída del Imperio


Los pueblos germanos (o bárbaros) son un  grupo de pueblos que conquistaron la mayor parte del oeste y del centro de Europa en el siglo V después de Cristo, contribuyendo al fin del Imperio romano de Occidente. Hacia el siglo II antes de Cristo los pueblos germanos ya habían ocupado el norte de Germania (fundamentalmente, la actual Alemania) y el sur de Escandinavia, desde donde procedían.
Los pueblos germánicos (o bárbaros) venían acosando las fronteras del Imperio romano desde el siglo I. Eran pueblos nómadas o seminómadas con una sociedad estratificada: nobles, libres, libertos y esclavos. El rey se elegía entre un miembro de las familias nobles. Los hombres libres juraban fidelidad personal al jefe, y esta era la base de su poder.
Se les conoce como bárbaros por derivación del término “bárbaro” que significa “extranjero” y además porque sus costumbres eran distintas a las de los pueblos cristianos, fe que no conocían.
Casi todo lo que se sabe sobre los pueblos germanos procede de los relatos históricos escritos por dos autores romanos: “Comentarios” (51 a.C.) de Julio César, y “Germania” (98 d.C.) de Publio Cornelio Tácito.
El primer encuentro entre los pueblos germanos y sus vecinos romanos fue en el siglo II a.C., cuando los cimbrios y los teutones invadieron la Galia, siendo derrotados en la actual Provenza. Sin embargo, para entonces la mayor parte de Germania estaba ocupada por tribus germanas, como los suevos, queruscos y otras.
Cuando los romanos a su vez intentaron conquistar la zona oriental del río Rin, a principios del siglo I d.C., el jefe querusco Arminio (Hermann) les derrotó. Hacia mitad del siglo II d.C., la presión de los germanos sobre las fronteras romanas se intensificó.
El emperador Marco Aurelio Antonino libró con éxito una guerra contra tribus como los marcomanos, los cuados y los yázigas (o yádiz). Para entonces, los ejércitos romanos habían comenzado a usar mercenarios germanos.
El contacto con los romanos hizo que estos pueblos comenzasen a comerciar y a civilizarse, y en el siglo II terminaron por confederase para luchar contra los romanos. Sin embargo, mientras el poder de Roma fue sólido, no supusieron más que una molestia. Pero a mediados del siglo III la situación política en Roma era caótica; incluso llegó a haber cuatro emperadores simultáneamente.
Durante el siglo III, más emigraciones causaron una crisis dentro del Imperio, cuando los godos, alamanes y francos penetraron en las fronteras germanas. El movimiento se detuvo algún tiempo, en el siglo III, durante los reinados de los emperadores Diocleciano y Constantino I, el Grande, pero se reanudó cuando los hunos, no germanos, que partieron de Asia central en el siglo IV, comenzaron a presionar a los pueblos germanos. En el siglo V, estos últimos ocuparon todo el Imperio romano de Occidente. Durante los siglos siguientes, las tribus germanas se convirtieron al cristianismo y sentaron las bases de la Europa medieval.
Los pueblos germánicos, francos y alamanes, hicieron incursiones destruyendo los campamentos y las ciudades romanas hasta el norte de África. Debido a estas incursiones se amurallaron las ciudades, lo que contribuyó a que decayese la calidad de vida en ellas. Sin embargo, estas no pasaron de ser unas incursiones de rapiña, más que invasiones, ya que no pudieron asentarse en el territorio. Más importancia tuvo la infiltración pacífica.
Otros pueblos germanos que merecen ser mencionados son los anglosajones, que se establecieron en los siglos V y VI d.C. en Britania; los vándalos, que llegaron a dominar parte del norte de África hasta mediados del siglo VI d.C.; o los lombardos, que conquistaron el territorio septentrional de la península Itálica durante la segunda mitad del mismo siglo.
Las lenguas germánicas aún se hablan en Alemania, Austria, Suiza, Escandinavia, los Países Bajos, Bélgica, Sudáfrica, y en los países de habla inglesa.

Muchos germanos se establecieron como colonos en el territorio del Imperio, en las ciudades como siervos y en el ejército como soldados, llegando a ser la guardia personal del emperador, que con el tiempo estuvo en sus manos. Esto romanizó muchos las costumbres de los pueblos bárbaros, que llegaron a adoptar el latín como lengua, la religión romana y la moneda. Pero, también, entre los romanos se empezaron a introducir costumbres bárbaras, como la fidelidad al jefe.
En el año 313 el cristianismo se convierte en la religión oficial del Imperio y los pueblos germánicos comienzan a cristianizarse. En el 330 Roma tiene una nueva capital: Constantinopla. La crisis dentro del Imperio es absoluta.
Entre las causas que se han invocado para el comienzo de la invasión germánica (no suficientemente explicadas) están: el empeoramiento del clima en el norte, la explosión demográfica de los pueblos bárbaros, el nomadismo de estos, y la presión de los pueblos asiáticos, hunos sobre todo (que llegaron a invadir el Imperio). Entre las causas de su triunfo están: la superioridad militar, el establecimiento anterior de población germánica y la crisis de las instituciones políticas romanas.
Las grandes invasiones comenzaron en el 401, con la irrupción de los vándalos. Luego llegaron los visigodos, en el 403, los suevos, en el 406, los burgundos, en el 409, y en el 410 los visigodos de Alarico saquean Roma.
Durante el siglo IV después de Cristo va a quedar autorizado el establecimiento de grupos germanos en los confines del Imperio en calidad de federados o aliados de Roma, defendiendo las fronteras del Imperio, frente a la presión de otras tribus. Entre estos pueblos destacan losvisigodos establecidos en la zona oriental del Imperio, que inician a fines del siglo IV d.C. incursiones de pillaje por la península de los Balcanes, para iniciar su marcha hacia la península italiana donde se enfrentarán al general romano Estilicón. En el año 410 los visigodos guiados por su rey Alarico toman y saquean la ciudad de Roma, capital del Imperio.
Otros pueblos como los vándalos, junto a los suevos, cuados y alanos cruzan en este momento la frontera del Rhin, atraviesan la Galia y llegan a Hispania en el 409 d.C., donde se establecen como federados. Posteriormente cruzan el estrecho de Gibraltar y fundan en África el reino vándalo. Entre estos pueblos bárbaros que invadieron el Imperio, figurarían también los ostrogodos, que estaban inicialmente asentados junto al mar Negro. Después de ser destruido su reino por la acción de los hunos, que procedían de Asia, los ostrogodos se dedicaran a saquear el área de los Balcanes, para pasar finalmente a la península italiana, donde se establecerán definitivamente

En determinadas ocasiones la alianza de estos pueblos bárbaros con el ejército romano frenaría a pueblos excepcionalmente belicosos como los hunos de Atila, que fueron derrotados en el año 451 d.C. en las Galias, en la batalla de los Campos Cataláunicos.
Aunque la presión de los pueblos bárbaros sobre las fronteras del Imperio, así como las sucesivas invasiones de estos pueblos son un factor histórico importante, tampoco podemos olvidar otras causas que influyeron en el final del Imperio romano de Occidente como la decadencia de la vida urbana, el aumento de la burocracia estatal, la crisis económica, la debilidad de los sucesivos emperadores, o la creciente presencia de elementos germanos en el ejército. Si bien podemos considerar que el Imperio romano de Occidente finaliza en el 476 d.C., en la zona oriental del Imperio el poder de Bizancio perdurará hasta el año 1453 con la toma de Constantinopla por los turcos.
Sin embargo, subsistieron algunas instituciones como la Iglesia y el papado que fue el vínculo de continuidad, y legitimidad, entre el Imperio y los nuevos reinos. Pero el Estado había desaparecido ante los vínculos de fidelidad personal que estructuraban la sociedad germánica.
A pesar de la aparente rapidez con que se suceden los hechos, el proceso de desmoronamiento del Imperio romano no fue cosa de un día, ni siquiera de una generación.
Los germanos constituían un pueblo de raza blanca, de ojos azules y cabellos rubios, que sobresalían por su alta estatura y su físico robusto. No vivían agrupados en ciudades, sino en chozas que se encontraban dispersas por el campo aunque distribuidas según las tribus a que pertenecían. Sus actividades principales eran el pastoreo y la agricultura. Elegían sus jefes entre los guerreros más valientes y los obedecían ciegamente. Muchos germanos militaron en las legiones romanas.
En el aspecto social, cultivaban el amor a la familia y guardaban cierta consideración a las mujeres; no tenían leyes escritas y se basaban en la tradición y las costumbres. El padre ejercía un poder absoluto sobre la familia.
Las cuestiones conflictivas eran sometidas al fallo de los jefes en los casos de menor importancia, pero cuando se trataba de asuntos de mayor interés eran considerados por la asamblea de la tribu. 
Los germanos teman arraigados los sentimientos de libertad, justicia y dignidad personal. Creían en Odín o Wotan, padre de los dioses, de carácter guerrero, que vivía en el paraíso o Walhala, acompañado por dioses menores, como Freijo, esposa de Odín, señora del amor y de la muerte, y Donar, hijo de ambos, dios del trueno y la tempestad. El Walhala era un lugar de eternas delicias al que iban aquéllos que en vida habían tenido un buen comportamiento y los que morían en el curso de la guerra, conducidos por las valkirias, diosas también guerreras.
Desarrollo histórico
Cuando los hunos atravesaron los montes Urales y empujaron con su presencia a los pueblos radicados en la zona adyacente, provocaron un desbande general de todos los pueblos situados entre los ríos Rhin y Danubio.
A partir del siglo I comenzaron a cruzar las fronteras del Imperio Romano, en busca de tierras y botín. No perseguían con ello la destrucción del imperio, ya que consideraban al Estado romano como una admirable organización política, en la que pretendían obtener un lugar. Antes de su caída, el imperio fue incorporando numerosos grupos de germanos como soldados o como colonos. Ellos se comprometían a defender las fronteras, a cultivar las tierras y a reconocer la autoridad del emperador.
Pero en el siglo V este avance pacífico se convirtió en incontrolable para los romanos. Esta irrupción violenta se debió, entre otras cosas, al ataque de un pueblo de Europa oriental, los hunos, que empujó a los germanos hacia el Oeste. Las invasiones germanos al Imperio Romano fueron entonces emigraciones en masa para huir de un terrible enemigo, pero esta vez saquearon las zonas recorridas y respetaron solamente la autoridad de sus jefes; contribuyeron, quizá sin quererlo, al derrumbe de la organización imperial.
Los invasores más importantes se asentaron en el antiguo territorio romano y formaron diversos reinos. Los principales pueblos germanos que se asentaron en el imperio fueron: los ostrogodos, los visigodos y los francos.
Como ya dijimos, este movimiento de pueblos fue en parte debido a la irrupción de los hunos en Europa oriental, pueblo nómada y muy poderoso que venia desplazándose desde Asia central y presionaba a los demás para subyugarse o huir. La primera gran migración se produjo en 376 cuando los visigodos solicitaron asilo en el Imperio Romano de Oriente. El emperador oriental se los concedió a condición que defendiera la frontera del Danubio.
Pero la paz no duró, estalló una hambruna y los romanos se negaron a ayudar a los visigodos, estos se rebelaron y comenzaron a saquear para obtener algo que comer. El emperador envió un ejercito para aplastar la sublevación, pero los visigodos derrotaron a los romanos en la batalla de Adrianópolis en 378, algo insólito para la época. El emperador Valente murió en la batalla y el trono del imperio unificado fue tomado por Teodosio.
Este negoció con los visigodos y los aceptó como federados al imperio, asentándose en los Balcanes. A la muerte de Teodosio en 395 el imperio se dividió entre sus hijos Arcadio en el este y Honorio en el oeste. Esta situación fue aprovechada por los visigodos que una vez más se sublevaron al mando de su rey Alarico, y conquistaron Grecia.
El emperador les dio el derecho a establecerse en Epiro con la esperanza de que la cercanía con Italia desviara la atención de los visigodos a occidente. Adicionalmente la ciudad de Constantinopla era considerada inexpugnable (los visigodos ya habían fallado en tomarla) por lo que los pueblos germánicos consideraron más factible dirigirse a occidente.
En 401 los visigodos se dirigieron a Italia y sitiaron Milán, la capital de occidente, entonces el gobierno se trasladó a Ravena, ciudad costera rodeada de pantanos más fácil de defender.
Estilicón el máximo general romano de occidente logró derrotar a los visigodos, también a los ostrogodos, pero para tener las tropas suficientes se debilitó la defensa de las galias. Esto le abrió la puerta a las incursiones de vándalos, suevos y alanos, que en 406 atravesaron el Rhin, saquearon las Galias, cruzaron los Pirineos y se establecieron en la península Ibérica.
Estilicón murió y esto alentó nuevamente a los visigodos a atacar y en 408 nuevamente entraron en Italia, en 410 luego de aislar a Roma, lograron entrar en la ciudad y saquearla, lo que provocó consternación en todo el mundo. Alarico se dirigió luego al sur de Italia en un intento por pasar a África, pero murió y lo sucedió Ataulfo quien invadió el sur de Galia y parte de la península Ibérica.
Los romanos finalmente pactaron con los pueblos germánicos, quedando estos en posesión de la península Ibérica y parte de las Galias a cambio de una tenue sumisión al emperador en carácter de federados. Hubo un periodo de paz a consecuencia de estos pactos pero a la muerte de Honorio se reanudaron las luchas este vez por la sucesión. En 439 los vándalos cruzaron al África y fundaron un reino independiente.
Desde allí crearon una flota que asoló el mediterráneo, incursionando varias veces contra Italia.
Mientras todo esto pasaba los hunos fueron apoderándose del centro de Europa, mientras absorbían a muchos de los pueblos que allí vivían integrándolos como federados. Al principio las relaciones con Roma fueron buenas, los romanos pagaban un tributo a cambio de la paz y ayuda militar para combatir a los germanos. Pero el nuevo rey de los hunos, Atila, no estaba interesado en la paz y decidió invadir.






Con objeto de proteger su flanco para una posterior invasión de Italia, primero invadió la Galia, toma varias ciudades romanas, ante esto los romanos reforzaron Orleans, con la esperanza de detener allí el ataque, pero Atila tomó la ciudad. Ante esto, Aecio, máximo general romano, debió acudir a una alianza con los visigodos y otros pueblos germánicos para poder enfrentar a los hunos. La batalla definitiva tuvo lugar en la galia, en Campos Catalaunicos, en 451, los hunos fueron derrotados, pero solo por un tiempo.
En 452 nuevamente incursionaron, pero esta vez directamente en Italia, arrasando zonas del valle del Po, Aecio no contaba con suficientes fuerzas para enfrentar a los hunos a campo abierto, por lo tanto su acción fue la de demorar sus movimientos y hostigar a los hunos, que además fueron victimas de una epidemia.
Finalmente el papa los convenció de retirarse. En 453 Atila murió y la coalición formada por él se disolvió y se desataron luchas entre los pueblos que conformaban la misma. Los hunos desaparecieron como potencia y se asimilaron a otros pueblos. En 455 los vándalos volvieron a la carga y lograron saquear Roma y otras zonas de Italia. Lo que quedaba del Imperio romano de occidente siguió desangrándose en una serie de luchas sucesorias hasta que en 476 el último emperador, Rómulo Augústulo, fue depuesto por Odoacro al mando de los Herulos federados y se proclamó rey de Italia.
El Imperio romano de Oriente sobrevivió muchos años más pero en la parte occidental se formaron numerosos reinos germánicos con los Vándalos en el norte de África, Visigodos y Suevos en la península ibérica, los Francos en el norte de la Galia (luego conquistando el sur que estaba en manos de los visigodos). El reino burgundio abarcó las zonas del sureste de la Galia, y parte de las regiones alpinas, cayendo luego ante los francos.
Italia como mencionamos quedo en manos de Odoacro pero unos años después los ostrogodos se la arrebataron con la ayuda de los bizantinos. La actual Inglaterra fue abandonada por los romanos y luego fue ocupada por tribus germánicas provenientes del norte de Alemania y Dinamarca, los anglos, los sajones y los jutos. Muchos de estos reinos germánicos adoptaron el cristianismo y mucho de la cultura romana también.
El nacimiento de la civilización europea
Los germanos o bárbaros eran grupos de tribus que se dedicaban a la caza, el pastoreo y la agricultura, esta última basada en la propiedad comunal de la tierra.
Eran aficionados a la guerra y amantes de la libertad; sabían hilar la lana y hacer telas para vestir; también usaban el algodón, el cual compraban a otros pueblos. Comían carne, frutos silvestres, leche y cerveza. Su sólida organización familiar reconocía como autoridad principal al padre.
El köening, era el rey o jefe guerrero, autoridad máxima, cargo no hereditario, sino elegido en la asamblea de guerreros, la cual ejercía funciones legislativas.
Practicaban una religión politeísta con divinidades que simbolizaban fuerzas de la naturaleza y con las que se sentían vinculados, como el sol o la luna, pero su dios más importante era Odín.
Sus prácticas religiosas no requerían de una clase sacerdotal, ni de templos; simplemente eran conducidas por el padre. Adjudicaban facultades adivinatorias a algunos hombres y mujeres que eran consultados cuando se consideraba necesario
Fueron bautizados como bárbaros por los romanos, la palabra bárbaros quiere decir extranjeros: “el que no habla latín”.

Consecuencias de la fusión de los pueblos bárbaros y romanos

Algunos pueblos bárbaros se convirtieron al cristianismo, incluso un obispo godo tradujo la Biblia al germano, para lo cual modificó el primitivo alfabeto de los bárbaros y creó uno nuevo, el gótico. 

El antiguo Derecho Romano, unido a algunas leyes bárbaras, sirvió como punto de apoyo a la legislación de los nuevos estados que se fueron conformando.
Les permitieron establecerse en algunos territorios; otras veces los tomaban por la fuerza, y así, poco a poco, el territorio del Imperio Romano de Occidente se fragmentó en pequeños reinos independientes que conservaron parte de la administración romana y posteriormente, en el transcurso de casi quince siglos, dieron origen a territorios parecidos a los países europeos actuales.
Vocablos germanos
En el siglo V d. C. llegan los vándalos a la península Ibérica, un grupo germano que se establece en Andalucía  (en efecto, Andalucía significa «tierra de los vándalos»).  Los vándalos también invadieron Hungría, Alemania y Francia. 
Otros grupos germanos que se establecieron en España fueron los alanes (Alans), suevos (Swabians, en Galicia) y los visigodos («los godos prudentes»), originalmente de Escandinavia.  Los visigodos se establecieron en Cataluña (palabra que significa «tierra de los godos») en el año 412.  Introdujeron leyes (leyes visigodas) y dieron al español unas trescientas palabras de sabor marcial como ganar (gain), ganso(goose), bandera (flag), bando, botín (booty), brida (bridle), burgo (town), dardo (dart),esgrimir (fence), espiar, espuela (spur), estribo (stirrup), guerra, guía, hacha, barón, varón (male), blanco falda, gris, guante, rico,ropa, sopa, toalla y orgullo (pride). 
Algunos nombres germanos son:
Adalberto (de noble estirpe)
Alberto (que brilla por su nobleza)
Álvaro (atento)
Armando (nombre guerrero)
Arturo (oso noble)
Bárbara (extranjera)
Bernardo (audaz como un oso)
Berta (distinguida)
Dagoberto (brillante como el día)
Dante (dios del trueno)
Edgardo (el que se defiende con la lanza)
Edith (dueña de casa)
Edmundo (protector de la riqueza)
Elvira (amable)
Enrique (dueño de fincas)
Ernesto (grave, honrado, serio)
Federico (reino de paz)
Fernando (bravo en la paz)
Francisco (libre)
Frida (paz)
Gerardo (fuerte como la lanza)
Germán (guerrero)
Gilbardo (audaz)
Gilberto (el que lleva la piel de cabra)
Godofredo (la paz del Señor)
Gonzalo (el genio de la guerra)
Guillermina (protectora)
Gustavo (bastón de mando)
Heriberto (el del ejército distinguido)
Hilda (heroína que lucha)
Hildeberto (brillo en la batalla)
Ildefonso (batallador)
Isabel (la poderosa)
Leonardo (león valeroso)
Leopoldo (valiente entre el pueblo)
Luis (variante de Ludovico, el guerrero famoso)
Matilde (la que lucha con fuerza)
Medardo (audaz en el poder)
Norberto (resplandor del norte)
Odón (enriquecido)
Óscar (lanza de Dios)
Ramiro (poderoso en la guerra)
Raymundo (protector y consejero)
Ricardo (el más fuerte)
Roberto (el que tiene fama)
Rodrigo (caudillo famoso)
Rogelio (famoso por la lanza)
Rosendo (su excelencia)
Fuentes Internet:






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